Las placas de Inducción están muy extendidas en nuestras cocinas, y actualmente es una de las mejores opciones para cocinar.
Las placas de Inducción no generan calor como las vitroceramicas, si no que, a partir de un generador, crea un campo electromagnético entre la placa y el recipiente, y provoca que este se caliente.
Este sistema añade rapidez para alcanzar la temperatura elegida, por lo tanto, economizamos en tiempo y menor consumo eléctrico ya que estará menos tiempo funcionando. También al no generar calor directamente es más segura, ya que el cristal de la placa al cocinar tiene una baja temperatura por el contacto con el recipiente, pero esta temperatura no es peligrosa como en las vitroceramicas, que pueden sobrepasar los 300 grados centígrados.
Las placas de inducción funcionan al detectar el recipiente, por lo que también aumentamos la seguridad. Si no hay recipiente no funciona.
La cuestión más espinosa es los recipientes que vamos a utilizar. Estos tienen que estar preparados para cocinar en Inducción, y tienen que ser de buena calidad, ya que de no ser así la placa puede dar fallos de detección y funcionamiento, y a medida que se mejoran las tecnologías de las placas, estas son más exigentes con los recipientes.
En resumen, es una buena opción para nuestra placa para la gran mayoría de nosotros, rápida, limpia y económica.